Mientras Petrarca concentraba todo su esfuerzo en la impresionante arquitectura de su «Canzoniere» ajustando su vida a un proyecto de espiritualidad, Boccaccio reafirmaba su ideología literaria, mucho más a ras de tierra, volviendo a copiar el «Decamerón», en donde años atrás, había dejado ya bien sentado su vitalismo, su exaltación de la inteligencia humana y su proyecto laico de vida en el que la literatura cumple un papel esencial.
EL DECAMERON
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